lunes, 8 de junio de 2020

SEMANA 7 Y 8: 25 DE MAYO AL 05 DE JUNIO

SEMANA 7 Y 8: 25 DE MAYO AL 05 DE JUNIO 

Humanismo y Religión. 

TALLER PRE-BIMESTRAL. 

Un problema de lenguaje.

« Eros » y « agapé », diferencia y unidad
3. Los antiguos griegos dieron el nombre de eros al amor entre hombre y mujer, que no nace del pensamiento o la voluntad, sino que en cierto sentido se impone al ser humano. Digamos de antemano que el Antiguo Testamento griego usa sólo dos veces la palabra eros, mientras que el Nuevo Testamento nunca la emplea: de los tres términos griegos relativos al amor —eros, philia (amor de amistad) y agapé—, los escritos neotestamentarios prefieren este último, que en el lenguaje griego estaba dejado de lado. El amor de amistad (philia), a su vez, es aceptado y profundizado en el Evangelio de Juan para expresar la relación entre Jesús y sus discípulos. Este relegar la palabra eros, junto con la nueva concepción del amor que se expresa con la palabra agapé, denota sin duda algo esencial en la novedad del cristianismo, precisamente en su modo de entender el amor. En la crítica al cristianismo que se ha desarrollado con creciente radicalismo a partir de la Ilustración, esta novedad ha sido valorada de modo absolutamente negativo. El cristianismo, según Friedrich Nietzsche, habría dado de beber al eros un veneno, el cual, aunque no le llevó a la muerte, le hizo degenerar en vicio.[1] El filósofo alemán expresó de este modo una apreciación muy difundida: la Iglesia, con sus preceptos y prohibiciones, ¿no convierte acaso en amargo lo más hermoso de la vida? ¿No pone quizás carteles de prohibición precisamente allí donde la alegría, predispuesta en nosotros por el Creador, nos ofrece una felicidad que nos hace pregustar algo de lo divino?
Benedicto XVI. (2005). Deus Caritas Est, Editorial San Pablo, Bogotá

1. ¿A qué hace referencia el amor que no nace de la voluntad?

2.  ¿Por qué Según el planteamiento del autor de la Encíclica, el amor agapé  denota algo esencial en la novedad del Cristianismo?

3. De acuerdo al autor la crítica a la religión emprendida por el filósofo alemán F. Nietzsche, estaba centrada en la desvaloración que ésta hizo del amor eros, provocando que este degenerara en vicios. Esto podría deberse a:  Explique. 

    Responda las preguntas 4 y 5 de acuerdo al siguiente texto. 
    
    Desde el siglo XIX se ha planteado una objeción contra la actividad caritativa de la Iglesia, desarrollada después con insistencia sobre todo por el pensamiento marxista. Los pobres, se dice, no necesitan obras de caridad, sino de justicia. Las obras de caridad —la limosna— serían en realidad un modo para que los ricos eludan la instauración de la justicia y acallen su conciencia, conservando su propia posición social y despojando a los pobres de sus derechos. En vez de contribuir con obras aisladas de caridad a mantener las condiciones existentes, haría falta crear un orden justo, en el que todos reciban su parte de los bienes del mundo y, por lo tanto, no necesiten ya las obras de caridad. Se debe reconocer que en esta argumentación hay algo de verdad, pero también bastantes errores. Es cierto que una norma fundamental del Estado debe ser perseguir la justicia y que el objetivo de un orden social justo es garantizar a cada uno, respetando el principio de subsidiaridad, su parte de los bienes comunes. Eso es lo que ha subrayado también la doctrina cristiana sobre el Estado y la doctrina social de la Iglesia. La cuestión del orden justo de la colectividad, desde un punto de vista histórico, ha entrado en una nueva fase con la formación de la sociedad industrial en el siglo XIX.
Benedicto XVI. (2005). Deus Caritas Est, Editorial San Pablo, Bogotá  

4. ¿En qué consiste la cr´tica Marxista a la práctica caritativa de la Iglesia? 

5. ¿Cuál debe ser, según el autor del Texto, una norma fundamental del estado?


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